lunes, 18 de agosto de 2008

PROYECTAR PARA UN MUNDO REAL

Al ser un espacio curricular nuevo, la ET experimenta variados inconvenientes didácticos que provienen de su escaso tiempo de ejercicio y la pobre/limitada capacitación que recibieron los docentes antes de su implementación. Por otro lado, las confusiones epistemológicas, ontológicas y etimológicas experimentadas por los sucesivos ministerios de educación provinciales y nacionales, han relacionado corrientes de pensamiento conceptualmente incompatibles se piensen como similares o idénticas. Los NAPs tienen errores conceptuales, sobretodo porque se piensa como sinónimos la escuela técnica, la educación tecnológica y la informática .
A su vez, existen preconceptos que hacen que nuestra práctica cotidiana muchas veces esté alejada de nuestros alumnos que son, de hecho, el centro de nuestro quehacer.
Intentaremos por tanto profundizar sobre la didáctica especifica que de la ET que nos interesa: los Proyectos Tecnológicos. Tema del que se habla mucho y del que se escriben recetas mágicas en revistas pseudos – pedagógicas que son adoptadas por múltiples docentes como preceptos .

El proyecto tecnológico es uno de los ejes más importantes de la Educación Tecnológica y constituye nuestro mayor desafío a la hora de plantear los contenidos asociados a nuestra especialidad, es transitado por los docentes y alumnos de todos los niveles y por esto merece nuestra mayor atención y reflexión teórica.
El campo de acción de la educación tecnológica nos permite crear un espacio fecundo para que los alumnos puedan cambiar su mundo real, cercano y cotidiano. Espacio que la mayoría de veces es desaprovechado por proyectos descontextualizados de la realidad de los propios jóvenes. Proyectos abordados, en muchos casos, desde la perspectiva de la repetición, la copia o la utilización de los alumnos para llevar adelante proyectos de los profesores como si fueran mano de obra barata.


Ocurre que de tan hablado y tan "intuido" hemos llegado a desprestigiarlo y hasta subestimarlo. No estamos entendiendo realmente el proyecto como un contenido conceptual y a la vez procedimental de la Educación Tecnológica ni con el estatus de eje integrador de todos los cursos de la escolaridad básica.
La oportunidad que nos da la Educación Tecnológica para vincular la escuela con la realidad es inmejorable. Es preciso entender, entonces, algunos conceptos desde la raíz.
La Educación Tecnológica es una disciplina social, política, técnica, que busca formar ciudadanos críticos y renovadores del mundo artificial que el mismo hombre ha creado. Debe brindar herramientas a los alumnos para cambiar el mundo que tenemos y no para adaptarse al mundo que vendrá. Un universo conceptualmente cercano al “mundo de la vida” de Habermas, es decir aquel que está circundante y que configura la personalidad del sujeto y que el mismo sujeto es capaz de influenciar.
La Educación Tecnológica debe desarrollar estrategias cognitivas que permitan a los alumnos encontrar problemas reales y asociarlos con soluciones también reales para así cambiar su propio mundo de la vida.
En este sentido, los proyectos tecnológicos son fundamentales en la intervención concreta sobre esa realidad. Sin embargo, no serán significativos hasta que el docente ceda el protagonismo y coloque al alumno en el centro de la escena.
Bruno Munari en su libro “¿Cómo nacen los objetos?” cita la siguiente frase de Antonio Rebolini: “Cuando un problema no puede resolverse, no es un problema. Cuando un problema puede resolverse, no es un problema”. Si realizamos una lectura desde nuestra especialidad entendemos que cuando un problema no puede resolverse es una tragedia y cualquier solución propuesta se convierte en ficción. Traducido a nuestra área, la tragedia seria querer resolver problemas de áreas donde no somos competentes. Ahora, los problemas que sí son plausibles de solución son aquellos que corresponden al área tecnológica y que implican un desafío real para nuestros alumnos. Reformulando la cita en nuestro beneficio: “Cuando un problema no puede resolverse desde la Educación Tecnológica, no es un problema tecnológico, será matemático, etnográfico, antropológico, epistemológico, filosófico, etc.
Siguiendo con la paráfrasis, “Cuando un problema puede resolverse desde la Educación Tecnológica, ya no es un problema es una OPORTUNIDAD.
El ideal al que debemos aspirar como docentes de ET es que en el desarrollo del proyecto tecnológico se pueda realizar una transposición didáctica de todos los contenidos aprehendidos en pos de la resolución de un problema.
Si planteamos proyectos para el mundo real que incluyan a los otros, tenemos la posibilidad de brindarle a nuestros alumnos un ejercicio concreto de solidaridad. Las oportunidades se multiplicarán entonces, si podemos formar ciudadanos que pongan todo su potencial al servicio de su comunidad.
En el ámbito profesional los proyectos pueden surgir de infinitas áreas y provenir de dos fuentes fundamentales: a) las empresas plantean problemas a su propio equipo de creativos para lucrar con la solución y por otro lado, b) profesionales que independientemente buscan problemas reales y crean productos que solucionen esos problemas para luego insertarlos en el mercado con la ayuda de empresas, sponsors o mecenas.
Volcando esa realidad a la escuela, podremos: a) Plantear un problema que los alumnos resuelvan individualmente o por grupos, o bien b) estimular la búsqueda de problemas en una porción de la realidad para luego darle solución.
La realidad total es inabarcable, inconmensurable. De allí la habilidad del docente para recortarla a favor del mejor desempeño del proceso de enseñanza-aprendizaje. He aquí nuestro mayor mérito y desafío. Los docentes de Educación Tecnológica provenimos de las más disímiles realidades profesionales. Tomemos esto como una oportunidad. Si las estrategias didácticas están bien planteadas, los procesos cognitivos se dispararán.
Los problemas como disparadores y primer paso de los proyectos cuyas característica principal será que tengan, como dice Aquiles Gay “múltiples resoluciones posibles”, estas soluciones a necesidades siempre nacen de ideas previas. Facilitar el desarrollo de las nuevas ideas a partir de preconceptos es brindarle a los alumnos la posibilidad de pensar y pensarse insertos en su mundo próximo y proyectarse hacia un mundo ideal al que aspiran. Mundo real y próximo en el que pueden intervenir y cambiar. El problema debe plantearlo en forma clara, sin ambigüedades, sin demasiados sub - problemas asociados y que tengan múltiples soluciones. La respuesta debe ser un objeto que pueda fabricarse como prototipo o modelo. Por otro lado, si las estrategias tienen como objetivo fundamental que los alumnos encuentren problemas, los profesores deberán proponer actividades para ponerlos en “situación problemática”. Trabajos de campo, actividades deportivas, observaciones participantes y no participantes, juegos de roles, entrevistas, son algunas de las estrategias didácticas que se pueden proponer. Una vez vivenciados, deberán ser conceptualizados para que al hacerlos concientes sean visibles las posibles soluciones y observar las oportunidades para generar los proyectos.
Debe entenderse que el centro del hecho educativo son los alumnos. Ellos son los protagonistas de la construcción del conocimiento propio y social. La educación tecnológica nos brinda la oportunidad de poner en práctica corrientes pedagógicas contrapuestas lo que hace que sea la más completa y compleja de las didácticas específicas. Asimismo nos coloca en una perspectiva diferente a la que no estamos acostumbrados. Al abrir los problemas a la creatividad de nuestros alumnos y hacia áreas tecnológicas de su interés (aunque los docentes no seamos especialistas) hace que este proceso de enseñanza aprendiza que antes teníamos dominado por completo quede en una perspectiva que deja lugar para el asombro y la admiración ante las múltiples respuestas.
Planificar es nuestro “problema tecnológico” que lleva como fin primordial que los alumnos aprendan y lleven adelante su proyecto. Es imprescindible entender que abrir los problemas a diferentes soluciones y campos tecnológicos que no dominamos puede ser una gran oportunidad para que nosotros mismos experimentemos lo que suele decirse en ciencias de la educación: “el docente enseña y aprende al mismo tiempo”. Buscamos poder plantear una estrategia de trabajo que, como todos sabemos, tendrá una etapa de “búsqueda de información” que quizás nos lleve a áreas que no son exactas de nuestro propio dominio. Allí nuestro rol será el de mediadores, entre el conocimiento y los alumnos que investigan para plantear la solución del problema, fundamentando teóricamente sus opciones. Nuestro rol de mediadores nos exigirá, además, ayudar a los alumnos a contactar con los especialistas adecuados que puedan ayudarlos en su trabajo o bien asesorarlos en las herramientas de búsqueda de la información. El mundo tecnológico es inabarcable y pensar que lo podemos contener nos traerá innumerables frustraciones. Por eso los docentes debemos descentralizarnos del proceso de enseñanza y aprendizaje. Y además entender que los contenidos que queremos desarrollar propios de la asignatura estimularán las estrategias cognitivas que buscamos generar en nuestros alumnos y que todos aquellos saberes asociados y exóticos aportarán también a este proceso. Esta mediación permite concentrarnos en los contenidos específicos del área (proyecto, pasos y ejecución, modelización, normalización, técnica, materiales, herramientas, etc.) y además sorprendernos con contenidos ajenos aplicados a los proyectos de nuestros propios alumnos lo que nos permite aprender junto a ellos.
Debemos seguir los procesos desde otra perspectiva, sugiriendo el contacto con especialistas y aprender de y con nuestros alumnos.
En resumen, debemos internalizar la realidad de ciencia social, técnica, política, crítica de nuestra disciplina que propende a desarrollar las capacidades cognitivas de observación del mundo tecnológico creado por el hombre, identificando problemas y buscándole oportunidades de solución. Por otro lado, formar en valores tales como la solidaridad nos da la posibilidad abrir el campo actitudinal desde un cimiento sólido no meramente declamatorio.
Vincular la escuela con la realidad nos brinda a alumnos y docentes la posibilidad de transponer los contenidos aprehendidos a diferentes situaciones (ejercicio arduo si los hay). Poder vivenciar que lo que la escuela brinda va más allá del plano de la utilidad y que apunta a una formación integral de ciudadanos críticos.
La Educación Tecnológica no debe responder a la lógica del mercado y las empresas. Debe convertirse en un espacio de reflexión, de encuentro, de soluciones a problemas, de aportes positivos a una realidad que muchas veces nos lleva al abismo del pesimismo.
La Educación Tecnológica nos brinda posibilidades que otras áreas del conocimiento no nos otorga. Aprovechemos esas virtudes haciendo que nuestros procesos didácticos sean lo más completos posibles y den autonomía a los alumnos para desenvolverse y poder desarrollar una lógica para, en el futuro, sean ellos mismos los motores de cambios sociales.
El hombre nace del barro. Miguel Ángel podrá martillar el mármol por una eternidad que el Moisés no hablará nunca. Los proyectos deben nacer de la realidad y basarse en problemas reales. Inútil es que sigamos golpeando realidades celestiales o ficticias. Si lo hacemos, nuestros alumnos caerán en una repetición inútil y vacía de contenidos.
La Educación Tecnológica es un espacio fecundo para el aprendizaje, la creación, el pensamiento y la reflexión crítica. Nosotros, docentes, somos los responsables de que este espacio tenga el prestigio que se merece. Estamos en camino. El camino es duro. Nuestras formaciones básicas son muy disímiles. Utilicémoslo como una oportunidad de construcción de un espacio heterogéneo y de lógicas complementarias pero hagámoslo seriamente, con responsabilidad, con lecturas no sólo de autores de nuestra área en particular. Conformemos (formemos en común) un área desde las bases mismas. Construyamos debatiendo socialmente los contenidos que creemos significativos. Es nuestro problema tecnológico. Es nuestro proyecto. Es nuestro desafío.