domingo, 30 de agosto de 2009

NUEVOS INMIGRANTES DEL SIGLO XXI

"Nos sentimos inmigrantes en lugares donde nuestros hijos son nativos, porque la tecnología se desarrolla demasiado rápido para que podamos asimilarla".
Cyberia (Douglas Rushkoff)


Si decimos que la irrupción de la Computadora en nuestras vidas ha sido, cuanto menos, sorprendente. Ha despertado grandes expectativas en toda la sociedad y, en consecuencia, estamos hablando de un tema que nos toca a todos. Nadie está exento, directa o indirectamente de la dictadura de las computadoras.
Las computadoras son parte de nuestras vidas, no hay remedio ya para eso. Las “nuevas” herramientas tecnológicas son “el pan nuestro de cada día” y nos acompañarán fielmente hasta el fin de nuestras vidas.
Lo antedicho no es extraño. Podemos observar este fenómeno sólo si nos tomamos unos minutos en pensar cómo serían posible nuestras vidas sin objetos como el teléfono, el automóvil, la televisión, el celular, los libros, el gato hidráulico, el combustible, etc. Una vez que un objeto tecnológico (se enchufe o no) logra una masividad de mayor o menor plenitud, llega a un “punto de no retorno” al que todo grupo social arriba y del que no se puede retroceder por más que se utilicen herramientas de represión fuertes y “eficaces”. Los avances tecnológicos irrumpen, aumentan el confort o solucionan problemas sociales y llegan para quedarse y sólo se van si son reemplazados por otros más económicos, eficientes, ergonómicos, duraderos, livianos, etc.

Las computadoras soy hoy parte de nuestras vidas y aunque no tengamos disponible una en casa y ni siquiera sepamos cómo se utiliza o se enciende siquiera, ellas dominan nuestro existir.
¿Ha experimentado usted, luego de 20 minutos de espera para cobrar su sueldo o realizar un trámite bancario una “caída del sistema”? ¿A dónde se cayó? ¿quién lo tiró? Usted vuelve a casa, sin el sueldo y la mañana perdida, pensando en que “un tiempo pasado fue mejor”, la verdad es que antes teníamos mas paciencia. Hoy nos acostumbramos a la realidad del “scaneo” de las facturas de la luz y el teléfono, que nos indican hasta la deuda, los premios, los retrasos y pronto nuestra presión arterial, sólo en algunos pocos segundos.

Las nuevas herramientas tecnológicas son el “pan nuestro de cada día” y, según afirma Tomás Buch, se pueden tener dos posibles reacciones extremas, con muchos matices intermedios. Por un lado la “adoración ciega” y por el otro “el temor reverencial, igualmente ciego”.

Adoración ciega.
Este extremo está representado por aquellas personas que entienden las nuevas tecnologías como la “salvadora de todos nuestros males” para estas personas las computadoras y las herramientas asociadas pueden solucionar absolutamente todos los problemas. El hombre ya no es necesario en los procesos salvo para arreglar o controlar el buen funcionamiento de los aparatos. Para ellos los puestos de trabajo cubiertos por personas son cada vez mas escasos, ya que la eficiencia de las maquinas es altísima. Se produce un endiosamiento de las herramientas, que lleva a que estas personas sólo confíen en ellas. El problema es cuando las tecnologías, que son aparatos, fallan.
Es común ver estos casos en la escuela (sobretodo secundaria) cuando los docentes solicitamos trabajos sobre algún tema en particular. Los Adolescentes, por su condición de “Nativos” y con esto con la capacidad de asimilar todo aquello nuevo como propio, ellos “Bajan” sus trabajos de la red, desde múltiples sitios en el que se proporcionan monografías, trabajos, escritos, investigaciones, etc, realizados por “alguien”. Y nosotros los docentes “inmigrantes en lugares donde nuestros hijos (alumnos) son nativos”, valoramos sus trabajos, su presentación cuando, en múltiples casos, ni siquiera los leen. Ellos endiosan a aquello que esta en la red, sólo es condición válida de autenticidad por encontrarse publicado en la Internet.

Temor Reverencial.

Este grupo está representado por aquellos que Conocen sus valores y antivalores pero no tocan las computadoras por temor. Saben de la utilidad no pueden no reconocerlas pero no las utilizan porque existen cosas muy malas en ellas y no desean “contaminarse”. Es común escuchar en estas personas frases como las siguientes: “están todo el día chateando o jugando a los juegos, nada bueno se puede ver en Internet, salvo comunicarse”, “se la pasan viendo paginas pornográficas”, “yo busco todo en la enciclopedia”, “si rompo, quien lo paga”, etc.

Entre estos dos extremos existen innumerables matices en los que el lector puede colocarse. En el tema tecnológico no es necesario ser blanco o negro, ford o chevrolet, AVON o Mary Kay, sino que existen puntos intermedios muy ricos y adecuados.

Nuevo rol de adultos
Como padres, docentes, abuelos, en definitiva adultos, debemos tener un rol diferenciado frente a estos fenómenos. La negación o la prohibición no es el camino, pero el libre acceso sin control tampoco lo es. Debemos tomar actitudes diferentes. Ingresar en un mundo que nos es plenamente extraño producirá fracasos rotundos en nuestros intentos, pero si logramos obtener algunas herramientas básicas que nos permitan ver el problema desde otros puntos de vista, nuestro rol de adultos serán mas exitosos.
Nuestro nuevo rol es el de mediadores. Un rol que tiene como objeto principal la formación en valores acerca del uso de las nuevas tecnologías. No dar el pez sino enseñar a pescar y a seleccionar los peces que se han sacado del agua.
La represión no sirve en este caso, si la prevención. La formación, el desarrollo del criterio de selección para el uso de las informaciones que son múltiples, variadas, buenas y malas, completas e incompletas es un camino correcto y válido. DE TODO SE PUEDE VER EN INTERNET, el desafío es con qué herramientas actitudinales, con qué valores, con qué juicio crítico se enfrentan todo aquel cúmulo de informaciones que están al alcance de las manos de los adolescentes.
No podemos enfrentarnos a un problema de nuestros tiempos sin la Capacitación adecuada. Todo aquel docente que esté en las proximidades del extremo del “temor reverencial” deberá abandonarlo inmediatamente con capacitación, para ingresar al mundo en el que tiene que, como adulto, proporcionar la educación necesaria, que no se trata de saber hacer, sino de Valorar.
La Madurez tecnológica no es una cuestión de cuanto somos capaces de utilizar las herramientas, sino, por el contrario, cuál es nuestra actitud frente a los avances, la capacidad de valoración de los mismos, de abstraer sus beneficios y sus perjuicios. Como adultos, debemos poseer dicha madurez para transmitirla. Ningún adolescente, por más que utilice diariamente las herramientas puede ser Maduro ya que es condición necesaria un juicio crítico sólido y adulto.
El madurez tecnológica, como la madurez en cualquier aspecto de la vida, no se aprende en internet, se aprende en la casa, en la escuela, en la familia, y es lo que hará que nuestros adolescentes y jóvenes “naveguen” por la red con las medidas de seguridad ante cualquier naufragio.

viernes, 14 de agosto de 2009

EL HIMNO - Mi guitarra y vos - Jorge Drexler

LA MAQUINA LA HACE EL HOMBRE

Y ES LO QUE EL HOMBRE HACE CON ELLA

HAY MANOS CAPACES DE FABRICAR HERRAMIENTAS

CON LAS QUE SE HACEN MAQUINAS

PARA HACER ORDENADORES

QUE DISEÑAN MAQUINAS

QUE FABRICAN HERRAMIENTAS

PARA QUE LAS USE LA MANO...